LA NOCHE DE SAN JUAN

22.06.2008 21:09

 

LA NOCHE DE SAN JUAN
La noche del 23 al 24 de junio es la más corta del año, justo en pleno solsticio de verano. Este hecho ha provocado que desde siempre se la considere una noche mágica

Información Recopilada Por David Letelier P 

Fuentes: Pie de Pagina.                                                                                                                                                                             

 

La noche de San Juan y el solsticio de verano

La noche de San Juan, supone la asimilación de los viejos rituales paganos relacionados con el solsticio de verano. Desde épocas muy anteriores a la expansión del cristianismo, el solsticio de verano era considerado como una fiesta importante en las sociedades agrarias. 

En esta época, justo en el tránsito de la primavera al verano, de la siembra a la cosecha, los agricultores solicitaban al sol que calentase la tierra para que esta produjera los frutos sembrados en los meses anteriores. El verano era la época de la fecundidad, tanto de la tierra, como de los hombres, ya que al tener más horas de luz para realizar sus tareas, también disponían de más tiempo para la diversión. Era también la época de recoger los alimentos y almacenarlos para el invierno.

La relación de la noche de San Juan, y todos sus rituales, con el sol es anterior a la expansión del cristianismo. Parece lógico pensar, que en el momento en el que el sol brilla con mayor intensidad y los días son más largos, se rindiese culto al fuego, el elemento más estrechamente relacionado con el astro rey. En la tradición pagana europea, se trataba de un acto de purificación, en el que el iniciado debía limpiar su espíritu durante la noche del día 23 de junio, valiéndose del humo y el rocío, para recibir sobre su cuerpo desnudo los primeros rayos del sol del día 24.

Hace unos cinco mil años, los primeros astrónomos de la humanidad observaron que en determinadas épocas del año el sol se desplazaba desde el Trópico de Capricornio al de Cáncer. Los días en que el sol alcanza la perpendicularidad sobre los trópicos son conocidos como solsticios, el 21 de diciembre y el 21 de junio respectivamente (en el hemisferio norte, en el sur son justamente al contrario). De este modo, el día en el que el sol se sitúa más al sur es el solsticio de invierno, mientras que cuando lo hace más al norte estamos en el de verano. En el hemisferio norte, el solsticio de invierno es el día más corto del año, mientras que el de verano es el más largo. Esto se debe a la inclinación del eje de la tierra en relación al sol.

Evidentemente, estos fenómenos tienen una relación directa con el clima y por tanto, con las cosechas, lo que explica su importancia para unas sociedades que vivían, fundamentalmente de la agricultura.

La relación entre el solsticio de verano y el fuego viene también de lejos. Las sociedades primitivas, al observar como tras esta fecha los días se iban haciendo cada vez más cortos, temían que el sol no recuperase nunca todo su poder, lo que supondría el final del mundo. Por este motivo, en el momento en el que empezaba a declinar el poder solar, se realizaban rituales de renovación, en los que el fuego era el elemento principal, con los que se quería conferir de nuevo poder al sol.

En un primer momento, estos rituales se celebraban en lugares elevados, buscando la mayor proximidad con el cielo, y en lugares cercanos a los ríos y fuentes de agua, ya que se pensaba que en cierto modo era el agua quien arrebataba el poder al sol.

Posteriormente, cuando los rituales adquirieron nuevos significados y perdieron su parte mistérica, empezaron a encenderse hogueras en los lugares habitados, junto a las casas, en la calles e, incluso, se realizaban procesiones con antorchas y que prendía fuego a todo tipo de cosas. Todas estas expresiones populares, pronto fueron acompañadas de bailes y juegos con el fuego, tales como saltos por encima de las hogueras o atravesar una superficie de ascuas ardientes. Con el triunfo del cristianismo, el viejo culto al sol se asimiló a rituales de protección frente a las influencias demoníacas y los malos espíritus.

La noche de San Juan en la tradición pagana

Los antiguos griegos celebraban fiestas a Apolo, en el solsticio de verano, encendiendo grandes hogueras que tenían por objetivo purificar a todos los asistentes. Los romanos, en las fiestas dedicadas a Minerva, encendían hogueras por encima de las cuales saltaban para purificarse. Tanto unos como otros, concedían propiedades mágicas a las hierbas curativas recogidas en este día.

Una de las festividades más importantes del mundo celta era el Beltaine, que tenía lugar a principios de mayo. El Beltaine (‘fuego de Bel’), era un festival en honor al dios Belenos, durante el cual se encendían hogueras. Los guerreros saltaban las hogueras como muestra de valor y cuanto más alto el fuego, más valor demostraban. Finalmente, cuando sólo quedaban ascuas humeantes, los druidas hacían pasar al ganado por ellas para protegerlo de enfermedades.

A pesar de la evidente relación entre la noche de San Juan y el occidente cristiano, esta festividad no es exclusiva de esta parte del mundo. Ritos parecidos se reproducen en otros continentes, teniendo en común la significación del solsticio y su relación con el fuego. Los incas tenían dos festividades de gran importancia, el Capac-Raymy (el equivalente al Año Nuevo), que se celebraba en diciembre, y el Inti-Raymi (la fiesta del sol), que se celebraba en junio, en el solsticio.


San Juan Bautista y el solsticio

En el Evangelio de Lucas (Luc. 1,39) se afirma que María, poco después de la Anunciación, fue a visitar a su prima Isabel, la cual se encontraba en el sexto mes de embarazo. Con esto, la tradición adjudicó la fecha del nacimiento de Juan el Bautista al 24 de junio, justo seis meses antes del nacimiento de Cristo.

Para el incipiente cristianismo era importante asimilar sus festividades a las paganas, ya que de este modo se facilitaba su implantación. Por ello, la festividad del nacimiento del Bautista, muy próxima al solsticio de verano, heredó buena parte de sus ritos y tradiciones, sobre todo, los relativos al fuego purificador, muy acorde con la función bíblica del Bautista. Otro hecho curioso es que Juan el Bautista es el único santo del que se conmemora su nacimiento en lugar de su muerte. Así como el Bautista ocupó el solsticio de verano, no es casualidad que el nacimiento de Jesús coincida con la misma proximidad con el solsticio de invierno. Los dos solsticios, las fiestas más importantes del mundo pagano, estaban demasiado arraigados en la sociedad como para eliminarlas, así que fueron cristianizadas.

Además de la fecha, el Bautista tiene más nexos de unión con las celebraciones paganas del solsticio. Según el Evangelio de Lucas (Luc. 1,5), el arcángel Gabriel anunció a Zacarías el nacimiento de su hijo, pero éste desconfió del arcángel por lo que fue castigado con la pérdida de la voz. Zacarías no recuperó la voz hasta el nacimiento del Bautista, momento en el que expresó su alegría encendiendo hogueras para anunciar a todo el mundo la buena noticia. Esto, unido al hecho de que sería Juan el que bautizase a Jesús en el Jordán, instaurando con ello el rito purificador del cristianismo, hizo que la figura de San Juan fuera idónea para asimilar el culto pagano. La noche de San Juan pasó así a cristianizar el festival pagano del solsticio.

 

Mitos, leyendas y rituales mágicos


Esta es una fecha rodeada de numerosas leyendas en las que aparecen grutas fantásticas, castillos encantados, ciudades perdidas, antiguos tesoros, seres de fábula, maldiciones y bendiciones de todo tipo. Es una noche llena de todo tipo de supersticiones y rituales variopintos en los que se funden tradiciones milenarias con charlatanerías sin fundamento alguno.

Toda una tradición esotérica que gira en torno a la noche de San Juan y que se va extendiendo en los últimos tiempos. Así, hay quien cree que si pasea descalzo sobre el rocío de esa noche, tendrá buena salud todo el año; que si coloca ramas de pino sobre las puertas no caerán rayos en su casa; que las hierbas medicinales recogidas en esta mañana tienen mayores poderes curativos; que sus cultivos estarán a salvo de plagas si los humean con hierbas encendidas en esta noche; que encender hogueras con cosas viejas alejará los malos momentos pasados; que pasar por encima de las hogueras evitará distintas dolencias a lo largo del año; que en el amanecer del día 24, las aguas de fuentes y arroyos que son bañados por el sol están dotadas de especiales poderes curativos. Incluso hay quien asegura que si alguien se coloca debajo de una higuera con una guitarra en las manos durante toda esa noche, a la mañana siguiente sabrá tocar el instrumento o que si una mujer se mira desnuda y de espaldas en un espejo a media noche, a la luz de una vela, verá el momento de su muerte.

Hay infinidad de leyendas relacionadas con esta noche, multitud de historias de lugares encantados, bosques en los que suceden cosas extrañas, apariciones y, en general, todo tipo de cosas sobrenaturales relacionadas con el imaginario popular. Sirva de ejemplo, la historia del zamorano pueblo de Lucerna, hundido en el lago de Sanabria, y del que se cuenta que se puede escuchar el repique de las campanas de su iglesia en la noche de San Juan.

La noche de San Juan se celebra en multitud de lugares de España. Algunas de las fiestas más conocidas son las celebradas en Icod de los Vinos (Tenerife), donde los participantes cargan con enormes troncos ardiendo monte abajo. También son famosas las fiestas de San Pedro Manrique (Soria), donde los lugareños, llevando a una persona a sus espaldas, cruzan descalzos un manto de brasas. En Cataluña, la noche de San Juan tiene especial tradición, se celebra con hogueras por las calles, fuegos artificiales y reuniones en las playas, especialmente en Barcelona.

 

fuentes consultadas
(Jun. 05) La noche de San Juan
Juan Antonio Castro Jiménez Licenciado en Geografía e Historia 

www.profes.net 

recopilación: David Letelier